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Recuerdo estar en casa de mis abuelos el día de Navidad con mis primos, mis abuelos, mis tíos, mis padres, mi hermano y que mi abuelo se vaya de la casa un momento a tirar la basura y que de repente entre, por la puerta, un hombre con un barrigón, ropa roja y blanca, y un gorro mientras grita ¡Jo Jo Jo! -Una pena que el barrigón siempre llegase cuando mi abuelo se iba a tirar la basura, nunca consiguió verlo...- Los niños de la casa (mis primos, mi hermano y yo) eufóricos, locos de alegría e ilusionados por ver a Santa Claus para sentarse en su regazo y contarle que de cosas buenas habíamos hecho ese año para así terminar de convencerlo y asegurar el regalo que habíamos pedido. No solo eran los regalos, también me encanta(ba) ver toda la mesa llena de toda clase de comidas y de deliciosos pastelitos preparados por mi abuela.
Además algo típico de la Navidad y más en casa de mis abuelos es el bingo, horas y horas y más horas jugando a este juego tan simple, risas cuando se decía el 5 y mi tía decía en voz baja "culo, hinco" o el 15 y mi padre "la niña bonita", y muchos más.La Navidad puede que sea un invento del capitalismo, pero si ese invento consigue que una familia se junte al completo, disfruten, se rían, se evadan de los problemas que tengan económicamente o psicológicamente, yo, personalmente me quedo con eso. Me quedo con esto porque desde bien pequeño he visto a mi padre llegar tarde del trabajo a casa un día cualquiera y tener ganas de dormir y estar con mal genio (como es normal), pero el día de Navidad también lo he visto llegar tarde a la cena familiar y ese día no, ese día aunque mi padre esté cansado y le toque cenar solo, lo he visto sacar fuerzas y ser él el alma de la fiesta, el que nos anima a cantar los villancicos, el que da las bolas en el bingo, y el que más ganas de bailar tenía. Las Navidades sean invento o no, dan fuerzas y ganas de pasarlo bien, me quedo con eso.
